lunes, 11 de enero de 2010

The Big Ben

NOTA: Publico con retraso esta entrada que escribí el viernes
Ayer, por primera vez, aprovechamos para hacer algo de turismo y comenzamos a explorar el barrio hacia Picadilly Circus, en lugar de hacia Oxford Street. Para que os situéis: vivimos en el Soho, en Wardour Street. La calle está llena de restaurantes, pubs y coches que no dejan de transitar a cualquier hora del día o de la noche. Y el barrio, según se encargó de explicarnos la que nos abrió la cuenta en el banco, es conocido porque “está lleno de chicas que llevan señores a sus casas”, vamos, de putas.

Estábamos hartas, o al menos yo lo estaba, de las tiendas y rebajas de Oxford Street y caminar por nuestro barrio hacia el sur era la mejor opción para huir del caos de las compras sin renunciar al bullicio de la gente.

Las luces de Picadilly, la parafernalia con que decoran los teatros que acogen los grandes musicales, los precios del supermercado del barrio chino y las librerías de Charing Cross, fueron algunos de los descubrimientos de la tarde que se vieron eclipsados cuando, desde Trafalgar Square, vimos el Big Ben por primera vez.

Ya era de noche y, de repente, sin esperarlo, nos topamos con el brillo anaranjado del reloj que asomaba en la lejanía. El encuentro fue tan fortuito que me llevó a pensar que puede que no sea yo la visitante inesperada de esta ciudad y que quizá sea Londres el que ha entrando en mi vida sin avisar. Ya bebo té dos veces al día.

1 comentario:

  1. A la compañera de fila, en ese fondo sur que no para de hablar. Sólo decirte que seguiré con interés este blog, que seguro no tendrá desperdicio. Lava esos pantalones, que si no son ellos, aquí estaremos muchos para decirte cómo volver. Tengo un amigo por el Soho, del que ya te daré las señas en caso de urgencia. Un abrazo y ánimo, seguro que en Londres hay muchos duendes!

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