Sábado, 13 de Marzo de 2010
Tenía que bajar a por el periódico. No me apetecía salir. He bajado en pijama.
Un hindú me ha pedido una libra cincuenta a cambio de El País. He hurgado en la chatarra que llevaba en el bolsillo para pagarle con el importe exacto. Ya conozco las monedas de este país.
He vuelto a casa para leer a los amigos de un Delibes muerto. Se me ha hecho la hora de la comida y, mientras el rebozado del pescado se quedaba frío al mezclarse con el ketchup, he ido tomando conciencia de que vivo en Londres.
Vivo en Londres. Aquí hace tanto frío que como tapada con una manta. Aleccionada por Sara, echo pimienta y otros ingredientes secretos que, por supuesto, no desvelaré, al insulso puré de patatas de sobre que uso de forma recurrente como acompañamiento a cualquier cosa que compro de oferta en el Tesco. Y cualquier cosa incluye hasta pescado. Porque vivo en Londres.
El puré humea, el pescado me da pereza y, en la tele, Irlanda y Gales se juegan su futuro en la Seis Naciones. Este torneo es uno de los grandes acontecimientos deportivos del año. Vivo en Londres, una ciudad donde incluso alguien como yo, que hasta hace dos días no había visto jamás un partido de rugby, disfruta con la expectativa de que su equipo, Irlanda en mi caso, consiga el pase para la final.
Vivo en Londres y también aquí, Miguel Delibes, Don Miguel, está muerto en el periódico. Sobre el sofá, junto a mi manta. Esta pérdida me ayuda a comprender, por primera vez en dos meses, no sólo que vivo en Londres, sino también que, mientras esa circunstancia constituye el centro de mi existencia, en España y en mi vida están cambiando muchas cosas. Demasiados cambios, quizá, para alguien como yo, una maniática virgo de manual que se siente incómoda durante todo el día si se ha visto obligada, por cualquier circunstancia, a desayunar un número impar de galletas. Imagináos como me siento ahora que he descubierto que, cuando vuelva, ya nada será como lo había dejado.
Así que vivo en Londres. Pero echo tanto de menos Castilla.
Quien pudiera estar con vos, allí, en Madrí...
wow… creo que es el mejor post que has escrito, Carmen...
ResponderEliminarGenial!
ResponderEliminarYa intentaremos que no eches de menos nada cuando regreses.
ResponderEliminarIncreíble! Un artículo estupendo, de verdad. Enhorabuena! Ya me contarás qué tal la delegación y demás. Un beso y mucha suerte (pronto llegará la pseudoprimavera y el pseudoverano londinense: no te pierdas las terrazas de Candem, ni las de la ribera del río).
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