martes, 2 de marzo de 2010

La ciudad de las pequeñas cosas

Eran las seis menos algo. Llegaba tarde a la convocatoria de Nike. Iba a tener la oportunidad de entrevistar a Cristiano Ronaldo, me dijeron. El autobús me había dejado cerca de la estación de metro de Vauxhall, al otro lado del río. Cruzar el río siempre me da un poco de miedo. Me da la sensación de que estoy muy lejos de casa. Pero esa tarde no lo pensé.

Acababa de entrevistar a Avril Lavigne, Tim Burton, Johnny Depp, Anne Hathaway, Helena Bonham Carter y Mia Wasikowska o, como me gusta llamarla a mí. Mía Wachoski. No habían sido más que tres minutos con cada uno, de hecho, con Depp y Burton fueron tres minutos con los dos. Pero estaba rebosante de alegría. Todo había salido bien, mi limitado inglés había cumplido su misión sin sobresaltos y la prueba más dura de una semana repleta de saraos había terminado.

Así que no pensé que estaba en al otro lado del río; ni me preocupaba llegar tarde al evento de Nike. No me incomodaba la lluvia, que caía a mantas sobre mí, mojándome los pies y obligándome a lidiar con el paraguas que amenazaba con darse la vuelta sobresaltado por el viento. Tampoco me pesaba la bolsa con once cintas betacam (un formato de vídeo profesional, con cintas un poco más pequeñas que las del VHS de toda la vida) de las entrevistas que acababa de hacer. Ni me preocupaba que se calara la bolsa. Estaba contenta, satisfecha con mi trabajo y con la barriga llena de los tés, cafés y pastas que me había tomado en el Dorchester (un hotelazo en el que vi pidiendo mesa a Courney Love, para que os hagáis una idea del nivel del sitio) a cuenta de la Disney. Me limitaba a andar en la dirección que creía la correcta hacia la Battersea Power Station, o lo que es lo mismo, el sitio donde los de Nike habían montado la presentación de sus superzapas nuevas.

El asunto comenzó a preocuparme cuando me di cuenta de que llevaba media hora caminando, sin estar segura de que lo hacía en la dirección correcta (en mi plano de googlemaps no aparecían los nombres de las calles de la zona y, es más, los nombres ni siquiera aparecían en las propias calles), comencé a moquear de forma preocupante, vi que las cintas se habían empapado, noté que me dolía la espalda de llevar la bolsa colgada al hombro y, lo peor de todo: fui consciente de que me encontraba en medio de una zona industrial en la que no se veía un alma.

En mi ayuda acudió un rubio rapado con toda la pinta de ser un hooligan de libro. Llevaba una cazadora estilo bomber, botas, un perro de esos "peligrosos" que tiraba de la correa como si fuera speedico perdido y una lata de medio litro de cerveza. Pero era mi única esperanza así que le paré para preguntarle.

- Excuseme, sir. Could you tell me the way to Nine Elms? [Disculpe caballero, ¿me podría indicar el camino hacia Nine Elms?].

No me entendió. Le enseñé el plano de google como pude, haciendo malabares con el paraguas para no mojarle e intentando que no se me cayera la bolsa con las cintas. El hooligan empezó a hablar. Hablaba raro. Debía ser escocés, como el cajero hindú del Tesco. ¿Por qué hablarán tan raro los escoceses?
Le debí dar pena. Tanta que me preguntó.

- Where are you from? [¿De dónde eres?].
- I'm Spanish, from Spain. [Soy española, de España, le respondí atorada].

Y aquí llegó el momento más surrealista de mi vida. El hooligan me contestó, tal cual lo vais a leer.

- Mire usté, señorita. Usté tiene que ir hacia la derecha [señalando a la izquierda].
- Do you mean to the left? [Quieres decir, hacia la izquierda].

Y así sucesivamente. La conversación terminó de la siguiente manera.

- Cuando pase la casa de correos, pregunte en un pub.

Pasé correos, pero no encontré ningún pub. Sin embargo, el hooligan me había salvado la tarde y conseguí llegar a la historia chunga de Nike con tan solo dos horas de retraso.

Hablo de "la historia chunga de Nike" porque me habían prometido una entrevista con Cristiano Ronaldo, unas zapatillas molonas, con tacos inteligentes para jugar al fútbol sobre cualquier terreno, una camiseta de la selección y, lo mejor de todo, una cena. Pero a cambio me encontré una rueda de prensa (precedida por media hora de anuncios en una pantalla enorme y con bakalao de fondo) con 300 personas (200 de ellas coreanas, lo sé porque llevaban la sudadera de su selección) que hacían preguntas del tipo "¿Por qué corres tan rápido?" para que Ronaldo contestara "Porque llevo unas zapas Nike", montados de jamón serrano con aceitunas (¿?) y ni rastro de mi kit de productos Nike.

La historia chunga de Nike empezó con tanto retraso que no sólo no había llegado tarde, sino que tuve que esperar hora y media a que empezara el invento. El sarao terminó a más de las 9. Estaba mojada, en mitad de un polígono industrial con calles sin nombres ni farolas, cansada de llevar la bolsa con las cintas, decepcionada con la inteligencia emocional de los organizadores del sarao de Nike (quería con todas mis fuerzas la camiseta de mi selección) y, lo peor de todo: estaba al otro lado del río.

Había oído a unos mexicanos que la gente de prensa internacional que había traído Nike para que asistieran al evento estaban alojados en un hotel en Marble Arch (cerca de mi casa, es decir, de la civilización) y que les traían y les llevaban en autobús. Así que en cuanto Cristiano Ronaldo abandonó el santo escenario de Nike, huí en busca de mi kit de productos (insisto, quería con todas mis fuerzas la camiseta de mi selección), me enfadé cuando no me lo dieron (lo que me hizo prometerme a mí misma que no pronunciaría ni una sola vez la palabra "Nike" en mi información sobre Cristiano Ronaldo. Promesa que, por supuesto, cumplí) y me fui en busca de un autobús, murmurando insultos que muy pocos, quizá sólo los mexicanos y el hooligan, podían entender en aquel remoto lugar. El autobús estaba casi en la puerta (porque en la puerta estaba el coche de Cristiano Ronaldo) y corrí hacia él.

El conductor, me preguntó todo extrañado que dónde iba. Dije algo así que a Marble Arch. Mi limitado inglés no funcionaba ya a esa altura de la jornada. O eso, o el conductor era escocés, lo que siempre implica inconvenientes problemas de comunicación. Así que me preguntó:

- Do you go to the hotel? [¿Vas al hotel?].
- Yes, yes, to the hotel, to the hotel. [Que sí hombre, que sí, que voy al hotel, traté de decirle].

Y me subí. Me debí quedar traspuesta unos cinco minutos. Cuando desperté estábamos en marcha. En autobús íbamos el conductor, yo y una treintena de coreanos. Ahora entendía la extrañeza del conductor, de procedencia escocesa.

El caso es que conseguí llegar a casa sana y salva y, lo mejor de todo: días antes de lo que habría llegado si hubiera tratado de volver por mi cuenta.

Cuando caminaba de la parada de autobús a casa, me acordé de Gonzalo, el periodista de Antena 3 al que conocí mientras esperabábamos durante casi seis horas a nuestros turnos para las diferentes entrevistas con los actores de "Alicia en el país de las maravillas". "Lo mejor de estas cosas no son los famosos, es la gente que conoces, gente como tú. Me ha encantado compartir tu primer junket [nombre con el que llaman a este tipo de entrevistas en serie] contigo", me había dicho unas horas antes. En ese momento, mojada, con hambre (¿dónde estaba mi cena, organizadores de la historia chunga de Nike?) y cargada con once cintas beta, me di cuenta de que Gonzalo tenía razón y de que cuando me vaya de aquí, cuando acabe mi aventura en Londres, no me acordaré de Johnny Depp, ni de Cristiano Ronaldo, sino del hooligan que me salvó la vida, del cajero hindú del Tesco, del Big Ben apareciendo a la vuelta de la esquina, del cuervo de Soho Square y, en definitiva, de todas esas pequeñas cosas que están haciendo que está ciudad se convierta, poco a poco, en una gran parte de mi vida.

14 comentarios:

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  2. No sé cuánto te querré yo, pero me lo he leído entero y me ha encantadísimo. Lo del hooligan que resultó ser un cani exiliado me ha dejado Patty Diphusa.

    Ah, y tienes tanta razón en tu último párrafo... Miles de besos

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  3. Cómo se aplaude en los comments!!!??? Clap, clap, clap??? Mierda! No se oye!! Ole, ole, Carmen, ole ole!! Me ha encantado...y es que tienes tooooooooda la razón, las pequeñas cosas que formarán una gran prte de nuestra vida...:)

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  4. graaaande, m ha recordado un monton a mi hermano cuando se piraba a entrevistas de esas...pero carmen sinceramente, por muchos pequeños detalles donde este el Yoni Dep....
    un besazoo

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  5. Qué bonito! Leyendo cosas como estas a una le entran unas ganas de ser periodista y/o adoptar a un monton de mochileros perdidos en la ciudad!

    Y por tu kit de nike no te preocupes, seguro que cualquier par de zapatillas que encuentres en primark serán de mejor calidad y no las habrán hecho chinitos explotados!

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  6. Char, con amor, me lo he leído de cabo a rabo!
    Y lo mejor: me ha encantado! Más aventuras, por fa!!!
    Un abrazo!

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  7. "Debía ser escocés, como el cajero hindú del Tesco."
    O sea, que compras ahí todos los días y ¿aún no le entiendes?
    Genial la historia, aunque ya me la supiera ;). Aunque casi lo mejor es cuando te escribieron los de nike para decirte que no habías nombrado las zapatillas y les dijiste que sus zapatillas de mierda no eran noticia, jajaja.

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  8. Jajajaja!¡Eres una campeona!Y la manera en que lo has contado...por un momento he sentido que se me estaban calando los pies...
    ¡Vivan los pequeños detalles y las personas que aparecen en nuestras aventuras!

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  9. Qué genial. Germán.

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  10. hoy he leído este artículo de John Carlin y me he acordado de ti. Un abrazo Carmen!

    http://www.elpais.com/articulo/deportes/dios/Cristiano/baja/tierra/elpepidep/20100228elpepidep_10/Tes

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  11. caaaaar!!!!pero qué guay,por favor!!!!
    me encantan tus crónicas!!!deja efe ya y dedícate a esto!!!jajaja
    me ha encantado!qué bien te expresas!!!quiero ser como tú!!!!!a ver si se me pega algo por aquello de estar tan cerquita en casi toda en la carrera!!jejeje!
    un besazo super fueeeeeeeerteee!!!!!!

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  12. Me encanta... ni que te dedicases a escribir eh? :P

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  13. Enorme, Carmen, enorme!

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