martes, 16 de marzo de 2010

Sol

Hace tanto sol que empieza a urgir tomar ciertas decisiones.

El calor nos está haciendo ver que quizá no fue tan buena idea improvisar una despensa en la balda que hay encima de la lavadora. Las ventanas de cartón-piedra de la casa tienen un cristal fino-plasticoso de lo más propicio para ejemplificar, en cuanto aparece un rayo de sol, la esencia del concepto "efecto invernadero". La comida se recalienta, los plátanos del Tesco maduran en una mañana (y eso que cuando los compramos no parecen más que un trozo de corcho verdoso) y, el día menos pensado, los huevos se freirán solos.

Cambiar las cosas de sitio no es una opción, porque no hay sitio. Meter los alimentos más delicados en la nevera es una posibilidad que tampoco barajamos, porque no hay sitio. Así que la único que se nos ha ocurrido para acabar con el problema es tratar de conseguir que el calor no llegue hasta la comida.

"Necesitamos una cortina para salvar el chiringuito", pensé. Y me fui al Primark.

Las había de todos los colores. Efecto seda y efecto terciopelo. Me parecieron horteras. Y caras. Entre 15 y 20 libras. No way.

Por primera vez desde mi llegada a Londres, salí del Primark sin haber comprado nada. Pero había resuelto el problema de la despensa.

Dando vueltas por Pimark recordé las fundas de nórdico que había en nuestras camas cuando llegamos y que ahora están muertas del asco en un cajón de casa. Así que he decidido que con las fundas viejas me monton unas cortinas y, con lo que me ahorro, me compro un bikini de lunares en mi próxima visita a Primark.

No hay mal que por bien no venga.

2 comentarios:

  1. has pensado en rebautizar tu blog? Bricomanía creo que tiene copyright, pero seguro que algo parecido se te ocurre… jejejeje

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  2. Al final me voy a perder ese Londres frío del que habla todo el mundo. Eso sí, la idea del nórdico/cortina mola.

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