viernes, 16 de abril de 2010

Eyjafjalla

A esta hora, un avión con destino al cocido madrileño de mi madre debería estar despegando del aeropuerto londinense de Stansted. Yo estaría dentro, dormitando para que se me hiciera más corto el viaje. Y el mundo sería un lugar mejor, aunque, desde luego, mucho más aburrido.

En lugar de eso, la erupción de un volcán islandés ha paralizado el tráfico aéreo en media Europa. La nube de cenizas que se genera cuando la lava entra en contacto con agua nada más salir de su agujero, amenaza con estropear los motores de los aviones. Así que La Isla se ha quedado incomunicada.

"¡Cuánta gente había hoy en los restaurantes! ¡Y en el supermercado!", ha comentado mi jefe después de bajar a comer. Normal, si es que estamos todos en Londres sin poder salir. Que hay bisnesmen (hombres de negocios) desesperados ofreciendo miles de libras a taxistas para que les saquen de la Gran Bretaña sin pasar por la casilla de salida.

La gente es muy exagerada. ¿Que no podemos salir de aquí? Tampoco es para tanto, por lo menos estamos incomunicados en una ciudad cool que te cagas. ¿Que me he quedado, un fin de semana más, sin comer las cocretas de mi madre? No nos agobiemos: los congeladores se idearon para situaciones extremas como ésta. ¿Que en el Tesco se han acabado las salchichas? Bueno, esto tiene difícil arreglo, ¡pero algún inconveniente tenía que tener la erupción del dichoso volcán!

Pero lo más frustrante de esta situación no es que este fin de semana no vaya a poder abrazar a mi padre, ni besar a mi novio, ni ver a mis amigos. Tampoco la incertidumbre de saber qué camino escogerá la nube de ceniza:

a) Mantenerse en la atmósfera a 10 kilómetros de altura. Desavastecimiento. La ciudad cool que te cagas se sume en el caos más absoluto cuando los escaparates de las tiendas dejan de ser renovados, al menos, una vez a la semana.

b) Que baje. Londres se llena de cenizas. Morimos asfixiados.

c) Que suba creando una capa opaca imperceptible para el ojo humano, impenetrable para los rayos de sol. Morimos congelados.

Como decía, ésto son sólo nimiedades. Lo verdaderamente frustrante de esta situación es que el puñetero volcán tiene un nombre tan difícil que no puedes acordarte de su puñetera madre para desahogarte y quedarte a gusto.

3 comentarios:

  1. Me jugaría cualquier cosa a que aunque subiera la nube, haciendo bajar la temperatura hasta límites insospechados, las inglesas seguirían saliendo a la calle en mallas y sandalias...

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  2. me encanta, me encantas. I miss London

    Rebe EP ;)

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