domingo, 5 de diciembre de 2010

Bye, Bye

Retomo el blog para despedirme. Esta es mi última noche en Londres y mañana mi último día. Al menos, durante una temporada.

En el tiempo que he pasado aquí, en estos 11 meses, he sentido por esta ciudad casi todo lo que una persona puede sentir: amor, frustración, deseo, odio, curiosidad..., pero sobre todo, humedad, mucha humedad.

En estos meses he aprendido que "Bye, Bye" suena más afectuoso que un simple "Bye". He convertido el Prince Charles Cinema en mi cine de cabecera. He pasado más frío que un tonto, pero no he llegado a ponerme lo suficientemente mala como para tener que ir al médico una sola vez. He disfrutado de Hyde Park en otoño e invierto, de Regent's Park en primavera, de las pozas de Hampstead Heath en verano. Es más, me he quedado sin respiración de lo fría que estaba el agua de las pozas de Hampstead Heath. He bebido Pims, pero no me he enganchado a la cerveza. He cocinado más que nunca y puedo decir que hasta he disfrutado haciéndolo. He salido en el Sun, y no precisamente en la página tres. He conocido a gente inglesa de toda la vida, a gente que se acuerda de la Segunda Guerra Mundial en Londres. Sé qué significa la amapola que lucen en la solapa los británicos la primera semana de noviembre y he comido un plato tailandés en un pub. He hecho bueno amigos, que seguirán en mi vida aunque me vaya de Londres. Y he conocido lo suficiente este país como para saber que no quiero vivir en él, pero me gustaría pasar mi luna de miel en Escocia.

Cuando llegué aquí, soñaba con comprarme en HMV el pack con todas las temporadas de los Soprano. Me daba miedo gastarme las 60 libras que costaba, porque no sabía cómo me iban a ir las cosas por aquí. Ahora, 11 meses después, me he gastado más de 60 libras en esa tienda, pero sigo sin tener los Soprano. Con esto quiero decir que a veces las cosas no ocurren como las soñamos, pero acaban ocurriendo y eso es lo importante. Mi año en Londres no ha sido como lo esperaba, pero qué cojones, si por algo se caracteriza esta ciudad es, precisamente, porque hay una sorpresa escondida a la vuelta de cada esquina.

Quizá en otro momento, mi relación con esta ciudad habría sido distinta, puede que más horrible o puede que la releche, pero seguro que diferente a como ha sido en esta ocasión.

Las cosas han pasado así y ya no hay marcha atrás. El avión despega mañana y yo no dejo de pensar en Humpfrey Bogart en Casablanca tratando de convencer a Ilsa para que se suba en él. "If that plane leaves the ground and you're not with him, you'll regret it. Maybe not today. Maybe not tomorrow, but soon and for the rest of your life". No es que necesite palabras de ánimo para marcharme, al contrario, pero sé que voy a echar mucho de menos esta ciudad. Quizá no hoy mismo, quizá no mañana, pero pronto y para el resto de mi vida.

Quién sabe, quizá algún día vuelva a ver Casablanca en el Prince Charles.

Mientras tanto, os dejo con una lista de algunas de las cosas que hice en Londres por primera vez:

Lentejas
Bricolaje
Comer en un restaurante argentino
Probar la tortilla de espinacas
Dislocarme el tobillo
Ver un partido de rugby
Leer a Asimov
Ir a la ópera
Configurar un router
Vivir en una ciudad con gaviotas

Y recordad que The Unexpected Guest continuará sus aventuras en Madrid. No os lo perdáis!